Patio de los leones de la Alhambra

El Patio de los Leones es, sin duda, uno de los puntos más aclamados de la Alhambra por sorprender sobremanera la hermosura de su simbología del paraíso en una construcción que se asemeja a un auténtico oasis petrificado. Es por ello, que el Patio de los Leones Alhambra supone el punto álgido de cualquier visita a ese conjunto monumental granadino.

¿Qué te parece si nos adentramos en su historia?

Tras un sultanato nazarí de grandes obras, Muhammad V consigue en su segundo mandato (1362 – 1391) imaginar y crear este bello palacio que supuso el máximo apogeo del arte nazarí al ser esta edificación fiel reflejo de todos los estilos de esta etapa; y es que tras una dilatadísima experiencia constructiva y creativa de siglos en la Alhambra sirvió para que en el momento de su creación, las capacidades técnicas de sus creadores y su sensibilidad estuviera a flor de piel.

El recinto del patio es un espacio tremendamente bello, que supone un ejemplo perfecto de la capacidad inigualable de la dinastía nazarí para integrar la arquitectura y el agua, ya que el patio está rodeado de cuatro salas de las que fluye un pequeño manantial que se unifica en el centro y que representa los cuatro ríos del Paraíso que se describen en el Corán.

Estructura del palacio del patio de los leones

Siguiendo el modelo tradicional de las viviendas hispano-musulamanas, la estructura del

patio de los leones parte de un patio central a cielo descubierto, que sirve de eje desde el que se distribuyen las habitaciones, tanto en planta baja como en planta alta, convirtiéndose en el núcleo para el desarrollo de la vida familiar.

Destaca su esquema de crucero que, unido a su arquería de proporciones perfectas extendida en todo el perímetro, lo han posicionado como una de las joyas arquitectónicas más reconocidas universalmente.

Como símbolo de la grandiosidad decorativa cazaría y de la importancia del complejo sistema hidráulico del conjunto, se ha conservado la ‘joya de la corona’: su famosa fuente, que no solo atiende a simbología, sino que además, responde a una función utilitaria, que comprende un complejo sistema que permitía mantener el agua en la fuente de manera equilibrada, gracias al abastecimiento y evacuación continua que conseguía con gran resultado que el manantial nunca se desbordara.

El patio está rodeado de 124 columnas de mármol de Macael, procedente de Almería que y cuya simbología responde a un bosque de palmeras, lo que unido a su fuente recree casi a la perfección ese oasis del que hablábamos al comienzo.

Como curiosidad notable para la época, contaros que las columnas poseen una plancha de plomo entre la zona del capital y el fuste y otra entre el fuste y la basa, que sirve como junta de dilatación perfecta en caso de terremoto.